.




miércoles, 12 de agosto de 2015

23

Hola.

Un mes entero sin entradas y más de 45 días de silencio virtual que por fin se acabaron, ¿podría ser este un mejor momento? sí, ¿por qué? oficialmente salí de la Universidad, di el infernal y temerario examen de grado y aunque usted no lo crea lo pasé, mejor aún, hoy doce de agosto (por si termino subiéndola después de las doce) estoy de cumpleaños, 24 otoños y aún la vida no es capaz de lanzarme un rayo o volverse tan maldita como para obligarme a colgarme de un árbol, así que como lo ven, puede ser esta una de esas pocas entradas en que escribo sin querer morir.

Llevo meses pensando en esto por 3 motivos muy importantes:
 
1- Probablemente este ha sido el año en que más cosas y cambios importantes he sufrido.
2- Siempre he considerado los 25 como el límite -digno y aceptado- de la juventud, por lo que dar el paso de 23 a 24 es un tema para mi, y 
3- He tenido demasiado tiempo libre como para pensar en el asunto.


"23"


Debo empezar diciendo que fue un año que odié cuando llegó, partiendo por el hecho de que a esta fecha el año pasado venía saliendo de muchas cosas (última relación, pre-practica de 6 meses, semestre infernal, cosas extrañas), hasta el hecho de que francamente me desagradaba incluso la estética de la edad en cuestión, ya que siempre he sentido rechazo por los números impares, sobretodo los tres.

Me acuerdo que hace aproximadamente cuatro semanas venía en la micro de vuelta a mi casa de la universidad escuchando música y me dio ese impulso raro que nunca me da de apretar el aleatorio, por supuesto mi mp4 empezó a lanzar puras canciones inconexas y raras que no me hacían ningún sentido, así que decidí que mejor buscaba una yo y justo antes de hacerlo salió una canción de mi grupo favorito (que será la canción de la entrada) y me quedé escuchándola. Pocas veces lo había hecho porque fue una canción que soltaron sola hace poco por ser un demo de su último disco y yo la había puesto en la carpeta de "demos" -que es de esas carpetas a las que casi nunca llego-, así, me fui quedando pegado, la puse de nuevo y me dediqué los 3 minutos que duraba a sentir la letra (que en una parte alude a vivir los 23 años) y mientras más la escuchaba más razón le encontraba, lo que decía, cómo lo decía, todo... no sé si es porque es mi grupo favorito en el mundo, porque con la vocalista somos cercanos en la edad y ella hace letras de cosas que a mi me pasan o porque era un periodo en que de verdad quería sentirme identificado con algo que no fueran materias o apuntes de mi carrera, pero logró lo imposible... hacerme pensar en otra cosa.


Pasaron los días y la canción se volvió un mantra, la escuchaba al menos dos veces al día todos los días (en la micro de ida y en la de vuelta) y fue la motivación de auto-prometerme que pudiendo volver al Blog, sería sobre lo primero que escribiría. No voy a mentir, ni exagerar diciendo que es la mejor canción de universo ni que compositivamente es una obra de arte su letra, pero siento que para la generación de los niños emos con complejo de rebeldía interna y constante crisis existencial que ven como se termina una parte de su vida, es la materialización de lo que alguna vez pensamos decir y no dijimos, así que me hizo pensar...

¿Qué tienen de especial los 23? 

Si uno saca las cuentas, por matemática simple debería ser un año en que uno o recién sale o está en los últimos semestres de su vida universitaria, se empiezan a acercar los 25 y se aproxima ese salto de adolescente/joven, a joven/adulto que hace variar las típicas preguntas introductorias del "tenís a alguien? qué estudiai?" a los "cuantos años llevai de pololeo? tenís hijos? en qué trabajai?", las amistades empiezan a cambiar porque inevitablemente en este periodo por factores como la universidad, la carrera o la vida misma se rompe la linea del todos crecen al mismo tiempo y la gente queda pegada por ramos de la universidad, ya salieron por estudiar cosas más cortas y jamás estudiaron nada, entonces uno comienza a cuestionarse un millón de cosas que antes se veían demasiado lejanas como para preocuparte, ¿qué voy a hacer con mi vida?/eventualmente tendré que trabajar/ debí hacer esto o aquello/ y un montón de "otros" que si bien te hacen poner en perspectiva las muchas cosas que has conseguido, por primera vez te hacen sentir que tal vez hayan otras que jamás podrás llegar a hacer.

Así volvemos a la canción, al egocentrismo y a mi vida personal. La canción habla de como uno llega a un momento de su vida en que por fin se da cuenta que ya han pasado suficientes años tratando de ver lo difícil en todo, siendo miserable con ganas y sufriendo por cosas innecesarias, y que bueno... cuando llega ese momento uno tiene que darse el permiso de ser feliz, que estarlo no está mal y que significa no conformarse, sino que tratar de tomar las cosas buenas que hayan quedado de eso y pasarla bien con uno mismo sin sentirse culpable al respecto y ahí fue cuando al fin todo me hizo sentido...

Explico... sería el ser más mal agradecido del universo si dijera que mi vida ha sido terrible que lo he pasado muy mal y soy una víctima de las circunstancias porque no es así, de hecho, he vivido una vida que dentro de la "normalidad" -que palabra más detestable- queda bastante fuera, cuando chico fue posiblemente el niño más malcriado del universo, terriblemente hijo de mamá, sobreprotegido, egocéntrico y taimado, en la enseñanza básica entre a un instituto en que si bien nunca la pasé "bien", si hice lo que quise, tuve un montón de grupos de amigos con los que hacía cosas raras y distintas, conocí a mis dos mejores amigas del universo y me di el tiempo de hacer todo lo que quise. En la media entré a un liceo, donde la gente era diferente porque venía de todas partes, donde por primera vez tuve compañeros que no fueran de la ciudad y descubrí que a veces la gente del campo no estudiaba en el campo, donde había gente que se trataba a garabatos 24/7 y que a no ser que hicieras "algo" para la mayoría del mundo no eras más que un número de un curso con letra. Ahí fue cuando conocí lo que era "rebelarse", decirle que "no" a mi mamá, hablar con garabatos, enojarme con gente y simplemente eliminarla de mi vida, me di el gusto de ser emo (no visualmente... pero sí por dentro) y darme permiso de estar triste por las cosas más inútiles del universo, conocí que no toda la gente que uno considera como amigo te considera a ti recíprocamente, descubrí que hay gente mala, rancia, ordinaria, invisible y que a veces uno juzga muy mal las cosas por hacerlas o decidirlas muy rápido, entendí que no era perfecto, que cometía errores que hacían sentir mal a ciertas personas, que a veces no bastaba con simplemente pedir disculpas y que ahí uno tiene que aprender a vivir con las decisiones que ha tomado, probé el alcohol de una manera decente e indecente, sentí lo que era ser pueblo y pasaba de mi mp3 de 512 megas con canciones de Paramore y Fall Out Boy a fiestas en casas de compañeros con Daddy Yankee y la gasolina, me cambié un millón de veces de puesto y pasé por casi todos los grupos de mi curso... también por fin entendí que mi problema con los círculos era que la gente tendía a aburrirme. Me di el gusto de pelear porque si, de yo armar grupos y decir cosas hirientes solo para hacer sentir mal a alguien, descubrí el talento y la maldición de enojado vomitarle encima justo la cosa que menos quería escuchar el otro y creerme bacán un jueves por la mañana con la camisa suelta y la chasquilla perfecta en las bancas de mi liceo esperando que la niña que me gustaba pasara para saber si me miraba o no, de quedarme jugando basquetball con el Pedro  a pesar de medir 1.50 o arrancarme de educación física porque simplemente no podía importarme menos el fútbol o darme vueltas a la cancha, supe por primera vez lo que era sentirme lindo y el auto-estima, conocer que había días en que me veía mejor que en otros y que por imposible que pareciera, había gente que no fuera yo o mi mamá que también lo pensara.

Después llegué a la universidad, con un terremoto, varios kilos demás y la polera más calipso/mangas largas negras (vestigios de una adolescencia emo/rockerita) que se puedan imaginar encima, ningún amigo estudiaba lo mismo y con suerte 3 compañeros estaban en la misma universidad siquiera porque a casi nadie le dio el puntaje, solo conocía a un niño de mi liceo con el que no hablaba mucho y al freak más freak de la galaxia que antes era mi compañero, por lo que las posibilidades de éxito social en esta nueva etapa de mi vida era casi tan altas como las que tiene un sandwich de llegar de la cocina a la pieza sin ser mordido. El primer día hablé solo con gente que me cargó desde el segundo en que los escuché a hablar y en la primera semana en general mis intervenciones consistieron en "jajajajaj" o "aaaah si" que por dentro no eran más que las traducciones de mi ser interior implorando porque una bala loca acabara con mi misera, quise salirme de la carrera, llorar y  matar a todos mis compañeros, pero llegó la segunda semana, el mechoneo y las múltiples celebraciones... ¡benditos ponches de durazno con 90% de alcohol! ...y con eso, llegaron las indecencias, las vomitadas y por fin empezaba a entender que tal vez detrás de tanta tontera política y poco tema de conversación podía haber al menos un puñado de gente con la que podía hablar sin querer pegarle un chicle en el pelo. Así fui conociendo otras personas, empecé a sentarme regularmente con ellos en clases, salir, conocernos y hablar en las ventanas, pasaron los semestres y fue cambiando la gente, los grupos, entendí que aburrirme siempre sería una constante y que lo más sano para eso era simplemente tener más de una parte donde llegar, descubrí lo terrible de estudiar lo que estudiaba y de que probablemente por eso la gente se volvía tan amarga y somos generalmente odiados, viví toda la indecencia que el normal de los mortales vive en la media, carretié todos los días de una semana, me quedé a dormir o caí inconsciente en casas ajenas, me comí gente de la que jamás tuve un recuerdo, tuve "ondas" que nunca fueron más que eso y amores platónicos que si bien me daban todas las señales de ser posibles nunca me atreví a decir ni "hola", supe lo que era tener amigos-compañeros y supe también que no todos ellos eran amigos en verdad, aprendí a pasarla bien por ser yo mismo, a quererme un poquito más y no dejarme pasar a llevar por absolutamente nadie pero ya no con violencia o rencor del que se defiende atacando, sino que pensando un poco y eligiendo las peleas que quería pelear, viví semestres infernales en que pensé me iba a echar todo y otros en que digo mentiras si afirmo que fui a más de 4 clases por ramo, cambie de grupos, aprendí a quedarme solo y a conocer gente nueva, a decidir a quien quería de amigo y a quien era mejor dejar atrás, a conocerme a mi mismo, saber que era lo que me gustaba, tener una postura frente a temas que siempre preferí evitar y darme todo el derecho a pataleo que quisiera tener.

Así pasaron los semestres, los años y llegué en el último diciembre al fin de los 5 años de "estudiante" que tiene mi malla, pasé a ser un egresado y vivir el verano más corto de mi vida para volver en febrero a enfrentar el infierno viviente del examen de grado, la pasé muy mal, muy muy mal, entendí lo que era no pasarla bien un día, una semana, un mes y que quedaran otros 4 de lo mismo, hice de cada tiempo libre una oportunidad para caer en coma en mi cama o tomando en algún pub de mala muerte, dejé a mis amigos de lado, a mi familia, a mi perro y a mi mismo, ni hablar de amor, conocer a alguien o tener algo siquiera, de hecho fue tanto que hasta por primera vez me arrepentí de haber terminado algo anterior (cosa que jamás me había pasado), pero pasó, pasó también y no era imposible como el mundo lo decía... todo aún teniendo los mismos 23 años que parecía haber cumplido hace al menos unas cien décadas atrás.

Mi grupo favorito
Y ahí volvía a la canción, quedándome 2 semanas, 1 semanas o un par de días para el examen que llevaba meses preparando volvía a la canción y a esa sensación de por fin sentirme contento conmigo mismo... todo pendiente del resultado obviamente, entonces de solo imaginar que podía ser posible terminar bien y volver a escucharla ahora con la certeza me hacía estar mejor... y pasó. Entonces la escuché y me hizo más sentido que nunca, porque tenía razón en todo lo que alguna vez encontré que me identificaba, porque lo que alguna vez solo fue la frase del "I think at 23 it's time to practice what I preach..." ahora era un hecho.

Termino la entrada más innecesariamente egocéntrica del universo diciendo que estoy contento, no porque haya logrado algo importante o porque el mundo me diga que tengo que estar contento, sino porque yo quiero estarlo, siento que quiero y puedo estarlo, me siento querido por la gente que siempre quise que me quisiera,  me gusta que la gente se preocupe de mi y ya no me da vergüenza decirles que los quiero de vuelta, encuentro que es bonito tener siempre donde caer o tener a alguien que quiera caerse contigo y bueno si, a mi vida aún le faltan muchas cosas (amor, dinero, kilos y estabilidad mental), pero por primera vez siento que con lo tengo estoy auténticamente satisfecho y podría tropezarme con una cáscara de plátano morir e irme sin arrepentirme de absolutamente nada de lo que haya hecho, en fin... les dejo la canción que inspiró esta entrada, ojalá no la juzguen mucho y si tienen tiempo le busquen la letra para entender a lo que me refería, última cosa... si alguien no perdió el interés y sigue de vez en cuando leyendo las cosas que escribo, ¡prepárese! porque dios sabe que ocuparé mi mes y medio de auto-vacaciones para publicar acerca de todas las cosas que mantuve para mi todo este semestre.

Hasta cuando tenga que ser.




No hay comentarios:

Publicar un comentario