.




sábado, 24 de junio de 2017

Strikeout: La Influenza

Hola.

Está lloviendo, tengo puesto el último disco de mi banda favorita a todo lo que da el notebook y entre las pausas que me da la tos, decidí que ya era hora (para bien o para mal) de salir de la cama y tratar de hacer algo con la vida, aunque eso significara moverse solo metro y medio hasta el escritorio.
La verdad, tenía un honesto susto de nunca más escribir acá después de la última entrada, pero no pasó demasiado tiempo antes de darme cuenta que eso hubiera sido una soberana estupidez, considerando que desde que abrí el predecesor de este blog (aproximadamente en el 2012), ha sido uno de mis hobbies terapéuticos preferidos.

"Strikeout: Influenza"


Me costó montones recordar la última vez que estuve físicamente así de mal, anterior a esta, hubo una "gran gripe" que me pegó entre la parte oral y la escrita de mi examen de grado cuando salí de la universidad. No sé si fue la desadrenalinización -claramente una palabra que no existe-por la que pasó mi cuerpo y espíritu después de saber que había aprobado y que los seis meses de auto-esclavismo no habían sido en vano, si era el hecho de que llevaba dos semanas comiendo sin digerir y que había bajado como seis kilos en los últimos 4 días, tal vez era el agote de las defensas o la factura de tantos meses de in-vida. Me acordé de estar con la fiebre en el Everest, de los escalofríos que tenía mientras ayudaba a repasar a la Chami y lo asqueroso que sentía el cuerpo cuando a pesar de todo eso decidí salir con la Suu y la Sandra porque sabía que ese estado de "felicidad" no era algo que iba a poder repetir muchas veces más en mi vida...pero entonces pensé, ¡chucha! si hice todas esas cosas, entonces tan mal no estaba, de hecho, solo fue largo porque no me cuidé, es más, a la semana siguiente después del examen escrito tuve una de las mejores fiestas/carrete/celebraciones de mi vida, tanto así que hasta el día de hoy mis amigos se ríen y me recuerdan las tonteras que hice (hicimos), el hecho de que perdí el celular, me fue a dejar a mi casa la persona que me caía mal y después ella misma fue a devolverme el perdido teléfono... y así. Entonces tuve que ir más hacía atrás...

sábado, 3 de junio de 2017

Ruta

Hola.

Increíblemente siento que perdí la habilidad de "empezar" a conversar, lo encuentro rarísimo porque me encanta, lo hago mucho y muy seguido, es de las cosas que más me une a mis amigos (podemos estar horas y horas solo conversando) y causal de más de un dolor de cabeza para quien no esté de humor y se tope conmigo, pero el iniciar aquel proceso es el que me he dado cuenta el último tiempo se me dificultó... como en esta introducción, por ejemplo.


"Ruta"


(Llevo una hora tratando de descifrar como quiero escribir esto, porque siento que la forma en que lo pensé, sería muy similar al tópico de la entrada anterior y eso me conflictúa)

Ayer estaba hablando por whatsapp mientras decidía que hacer con mi vida de viernes por la noche, en una de esas conversaciones post-tormenta interpersonal, donde se habían herido sentimientos y sensibilidades y que por lo usual, sirven de puente entre la incomodidad de la infraestructura golpeada y la "normalidad" de la ciudad en remodelación, de esas en las que quienes hicieron o dijeron cosas que no exteriorizaban lo que en verdad de sentía o no exteriorizaban derechamente nada buscan (valga la redundancia) buscarse.

En eso estaba cuando me pegó un ataque de honestidad y señalé el elefante rosa que estaba en la habitación virtual: ¿estabamos compensando? ...después de ello y cual meme de hacer un par de años en que un niño en tirolesa se pregunta cómo tomó tanto vuelvo, terminé en un fugaz episodio de vómito verbal donde reviví el que aún me sentía un mal por lo que había pasado, pero que la verdad ya no sabía que hacer y pese a lo triste que era, me estaba asumiendo en esa realidad... Y la verdad es que era cierto, un no-hecho tan pequeño me había tenido sintiéndome tan mal que ni siquiera podía ejecutar la rutina del "mejoramiento" de forma normal y había vuelto a pisar terreno delicado, aunque con una pequeña distinción: Esta vez, pese a que todas las vocesitas que poco a poco aprendo a dejar de escuchar me decían que los sustos que alguna vez me dieron se estaban repitiendo, prefería creer, ser paciente (no conformista, ni aceptar lo que no me gusta y me hace daño y sentirme pésimo) y esperar... esperar al tiempo y esperar lo mejor, porque no sé como, una parte de mi se sintió estable en lo que teníamos y a pesar de que (geográficamente) estábamos mucho más distantes de lo normal, me sentí también cerca.