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domingo, 28 de diciembre de 2014

El Egreso

Hola.

No ha pasado mucho desde la última vez, antes que cualquier cosa quiero decirles ¡Felíz Navidad!, ojalá quien sea que pueda estar leyendo (y cualquier persona en realidad) lo haya pasado bonito, esté más gordita por exceso de comida y haya estado acompañada de la familia, los amigos o de quienes hayan querido tener a su lado. Este año no quise escribir el 24 o el 25 y es que no sé, como ya lo había hecho el año pasado no me pareció la mejor idea, además... nunca es bueno repetir las cosas cuando se pueden hacer nuevas, ¿no?

De lo que vengo hablar hoy día me tiene preocupado, porque como sabrán, soy una persona algo -bastante- quejumbrosa, maniaca y tal vez demasiado juzgadora, y con ponerme a escribir de esto, caigo precisamente en al menos dos de las cosas que siempre he odiado leer del resto, que son el egocentrismo y el alumbramiento (no me malinterpreten, soy consciente que el 50% de las cosas que escribo se tratan de mi y que al menos un 80% de las entradas deben tener la palabra "yo" muchas veces o contar historias personales, pero eso es solo para ejemplificar que de algún modo ¿sé? de lo que hablo o que no soy totalmente ajeno a ello, no es porque quiera hablar solo de mi... ya que para eso están las introducciones y conclusiones), entonces, frente a la disyuntiva y el paréntesis explicativo más largo de la historia pensé en que si bien tiene todas esas cosas malas, también tiene cosas buenas, como el hecho de que me ponga muy contento. Entonces frente a eso: ¿importa demasiado lo demás?, la verdad es que yo creo que no.


"EL EGRESO"


Pocas son las alegrías que uno puede disfrutar con absoluto agradicimento de uno mismo sin tener que sentirse como una parte de algo. Cuando te casas o tienes un hijo, solo se es la mitad de la celebración, pues existe la persona que es tu pareja y aportó la mitad del suceso, cuando llega un hermano o se incorpora la primera mascota de la casa uno lleva una cuota del grupo que forma la familia, cuando te ganas un premio si bien la celebración es tuya, el mérito es de la suerte, cuando ganas un partido, te va bien en un trabajo en grupo o cumples una meta laboral el que celebra es el equipo y tu solo obtienes lo que te toque, pero como parte de algo más grande... así, más allá de un descubrimiento que nadie más haya hecho antes o que te dediques a una vida ermitaña, no son demasiadas las ocasiones en que algo que logres tú pueda ser celebrado cien por ciento por y para ti mismo.

La vida cíclica y con un sistema algo monótono, eso es lo que nos han enseñado las películas y libros de la gente que dedica su tiempo a estudiarla. Supone el hecho de hacernos pasar una y otra vez por ciertos procesos para lograr metas y poco a poco ir avanzando entre sus postas para en algún incógnito momento, llegar al lugar del que ya no nos querremos mover. Así, gran parte de estas postas se desarrollan en lo que se ha construido como "la educación", que es el ítem de la vida que te llena de los conocimientos para "ser alguien" y formar la base de tu camino como ser adulto. Un par de años en el jardín (si es que te mandan), ocho en el colegio, cuatro en la enseñanza media y otros tantos dependientes de lo que quieras hacer con tu vida y la profesión que te guste en la universidad, esas son las cuatros maratones que nos ponen antes de decirnos: "¡Magia!, te convertiste en adulto, ahora haz algo con tu vida"

Suena y se ve eterno, lo sé,  es como si aprendiendo a hablar y caminar todo se tratara de aprender cosas y ser evaluados por ellas, ser categorizados por malo-mediocre-decente o bueno y tener que volver a empezar, año tras año, materia por materia y curso por curso, pudiendo aprobar o reprobar, y en caso de que pase lo segundo, tener que pasar por toooodo ese proceso por completo otra vez. Así, es que uno pierde la esperanza y de la nada se ve haciendo cosas por cumplir, con algo de resignación y no esperando otra cosa sino un milagro. Bueno, resulta que toda esta eterna introducción viene dada por el hecho de que no sé como pasó, pero fui de a los que ese milagro les pasó y aquí estoy, en la parte final de la cuarta posta, porque con cinco años e infinitos ramos de carrera detrás, llegó el momento en que egresé.

Es algo raro saben, pasa -creo en casi todas las carreras- que desde uno entra a estudiar algo lo primero que te dicen es que "todo el mundo se atrasa" y uno termina creyéndolo. Los ramos se ponen difíciles, los profesores se endiosan y el ritmo en algunos momento se vuelve algo imposible, por lo que dejando de lado las cosas que te gustan o que simplemente se te han ido dando, uno (al menos ese fue mi caso) siempre termina con uno o dos ramos que se encargan de patearte el estómago cada vez que ves cerca las vacaciones y los fines de semestre, se va el hambre, se cae el pelo y uno se pone más odioso con el mundo, pero de alguna u otra forma con la gente correcta al lado, al menos un par de horas de sueño y un poco de suerte, uno sobrevive.

Así, pasaron los dos primeros años (siendo el segundo el más difícil de todos para mi), con sorpresa y cansancio empecé el tercero, que siempre fue según los más grandes "el más difícil", pero que para mi, fue casi el más rápido de pasar. Llegó el cuarto y tenía miedo, eran muchos ramos, muchas cosas distintas y profundas en su rama, además... ese fue el año del "mental breakdown" (si sé, muy snob ponerlo en inglés, pero siento que suena más dramático de esa forma), en el que mejor y peor la pasé, el que me ayudó a -casi- experimentar todas las cosas que uno imagina puede experimentar en la universidad y con eso, a pasarla bien y perder un poco el control, borrarse de lo que es y a su vez... a re-escribirse, encontrarse y definir lo que quiere, o en su defecto -mi caso-, lo que ya no quiere más en su vida. Fue horrible, pensé que iba a reprobar todo lo imaginablemente reprobable, llegué al período de exámenes no peligrando tal vez un solo ramo, conocí lo que era reprobar un examen y jugarse la vida en un repechaje por primera y -gracias a loquesea- única vez, y de nuevo... con un poco de suerte y gente bonita al lado, sobreviví.
Quinto fue consolidación y sobrevivencia, partió con todas esas heridas no cicatrizantes aún de lo que había sido cuarto, con preguntas incómodas, saludos extraños y la presión de la muy asquienta y desagradable "situación de egreso", fue el año en que no estuvieron conmigo dos de mis grandes pilares y en que decidí botar los que estaban a medio construir porque las grietas que tenían mientras se construían hacían más daño que sustento, me re-encontré con gente a la que tenía olvidada y volvieron a mi vida los que supongo jamás terminaron de irse, ¿fue bonito saben?. Viví el estar el solo y enfrentarme por primera vez -sin simulaciones- a lo que se supone será mi vida como adulto, con personas y problemas reales, con retos y ganas de suicidio profesional real y esas cosas... como la versión fome y terrible de un reality. Pero de nuevo... nada es para siempre, porque con otra ración de suerte, el regreso de quienes se habían ido por un semestre y lo bueno de estar con lo que estaba ahora hicieron todo más bonito, plus... el haber estado "solo" me hizo no estarlo y conocer gente que si bien no fueron mis amigos ni nada por el estilo, hasta ahora puedo hablar de vez en cuando, se hizo buena onda, un grupo chistoso y en que todos aportan algo ridículamente raro que los demás no tienen, entonces... con un casi infarto del último ramo imposible, pasó de nuevo... sobreviví.

Esto no es un relato biográfico, no es un "yo puedo, tu puedes", no es un cuento de hadas ni tampoco uno que te diga que todo es un trámite. Es algo que simplemente me pasó a mi, que lleva días pasándome y que todas las mañanas cuando despierto o paso mucho rato jugando o viendo series y siento que debería estar estudiando algo o que quizás cuando tengo prueba, me hace dudar del hecho de que haya realmente pasado, que ya no tenga más ramos, que ya no vaya a tener más clases, horarios, compañeros de cursos o secciones que elegir, profesores que odiar o posibilidades de gente que conocer o toparme. Es como si me hubiera quedado en un limbo, en uno maravilloso y depresivo, porque eventualmente pasarán los próximos 35 días y tendré que volver, más horrible y estresado que nunca a estudiar para la prueba final, esa que define si logras en serio salir o no y que en seis meses más me dirá si se acabó o me quedan seis meses más, es la muerte en forma de comisión, conocida mejor como el Examen de Grado. Pero, mientras eso no pase... es como haberse muerto y ganar la lotería de ir a cielo sin merecerlo, nunca más materia nueva, una lista a la que llegar o tener que vestirse formal para algo que no valga la pena, nada más allá de tardes de calor sin bañarse, noches de salir o quedarse dando excusas, viendo series y escribiendo entradas con música de fondo, días de posibilidades.

Con eso me despido, feliz en la inmundicia de no haber pasado por la ducha hoy, de haber escrito esto y de estar feliz. Feliz porque fue de las pocas cosas que he logrado de mi para mi, porque si bien siempre te apoya tu familia, tus amigos, compañeros, papás, parejas, etcs. Es algo que sin el factor "tú" no tiene como existir, en que con o sin todo eso, una decisión mal hecha lo hace desaparecer, así que el logro de haberla conseguido está solo en la magia en haberla hecho en la manera en que "tú" la hiciste para ti. Una parte de mi está orgullosa y se siente rara e incómoda por eso, otra tiene susto y se siente tonta, la última simplemente no sabe como estar porque siente que simplemente no está, y con esa es con la que me quedo yo, porque siendo 100% honesto, creo que la magia de lo que fue mi camino estuvo en nunca saber donde estaba  o si de hecho estaba en algún lado.


Termino la entrada y vuelve a la auto-referencia pura y dura, primero, diciendo que no se cómo, pero el contador de visitas llegó a 2.000 y en verdad yo ya sospecho que está malo porque es un número demasiado alejado de lo que alguna vez pude pensar, pero en caso de que funcionara... ¡muchas gracias! Otra cosa en ese sentido, hace un tiempo puse una encuesta al lado derecho de la pantalla (abajo de la foto del columpio), que dice si les gusta o no el blog, nunca hago esto y en verdad lo detesto, pero ya TRES PERSONAS han puesto que les ha gustado y si bien son tan pocas que ni un auto llenarían, me ha hecho tan feliz que me hicieron escribir esto, por lo que si alguien tiene tiempo suficiente para leer esto, sería lindo que pudiera seleccionar algo, aunque sea malo y lo odie, es bonito saberlo de todas formas. En segundo lugar: ojalá tengan lindas fiestas, no tomen demasiaaaaado ni hagan muchas cosas de las que se puedan arrepentir (no digo no hagan, digo no hagan "tantas"). Sea lo que se que estudien, mi mayor regalo será desearles que encuentren la forma de hacerlo funcionar para ustedes, ojalá una menos desastrosa que la mía, pero que la encuentren, que no se demoren más tiempo del que se supone en salir y que si lo hacen, que valga la pena por haberla pasado tan bien que el hecho de haberlo logrado al día, parezca una día increíblemente mala.

Quiero tanto poner un tema del disco que estoy escuchando que me duele, es mi album favorito del último tiempo y es todo lo que he escuchado durante la escrituración de esto, pero lo reservaré para lo que será mi pen-última entrada del año, que si bien es algo ya visto, en lo personal siempre me ha gustado y encontraría injusto no hacerlo -recomendaciones de fin de año-, no sé si me vaya a atropellar un camión de aquí a mañana, pero por ahora les digo que planeo escribir y me gusta el hecho de tenerlo planeado. En fin, buscaré que canción poner y buscaré también algo que hacer con mi vida.

Hasta cuando tenga que ser.



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